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PASEANDO A MR. FIDEL

PASEANDO A MR. FIDEL Tener perro y la obligación dos veces al día de pasearlo, te introduce en un mundo muy peculiar: el de los dueños paseadores de perro y el de los vecinos y su relación con los citados animalitos.
Porque claro, aquel que tiene un gato, un canario o un lagarto no tiene que salir todos los días, llueve o nieve, haga 50 grados o menos 20.... eso solo nos toca a los sufridos pero encantados dueños de perritos. Y a algún dueño de hurón, que hay en mi barrio uno que me lo cruzo casi todos las noches.
Hay una antigua leyenda urbana que reza: sacar a pasear los canes, ayuda a ligar... JAJAJA... no se a quien, pero creanme que a mi jamás se me ha acercado un mozo que valga la pena o que aunque no la valga, intentara ligar conmigo. A esta teoría hay muchos abonados; de hecho, viviendo en Buenos Aires tenía un par de amigos que se peleaban por sacar a Fidel y llevarlo a la plaza de Parque Chas, porque dicen que ahí había muchas minitas que estaban buenas. Pero yo creo que solo iban a mirarlas, nunca supe que hubiesen quedado en algo, aunque sea en ir a tomar un café al bar de la esquina.
Lo que si es cierto es que facilita el diálogo con gente desconocida. Y a veces genera algún que otro conflicto.
Se encuentran personajes de todo tipo: desde el inconsciente que lleva un dogo o un rottwailler sin correa, haciendo peligrar la integridad física de todos los perros y las personas que andamos por allí, hasta aquellos cuidadosos en extremo que llevan a un chihuahua de medio kilo con bozal, por si acaso. Y ni se te ocurra decirle nada al respecto, porque como a cada perro le corresponde un amo de similares características, lo mínimo que te puede pasar es que insulten hasta tu madre muerta. Lo digo por experiencia.
Los hay locuaces, que se acercan y hasta que no te averiguan hasta el pedigrí de tu mascota no paran, y otros que el solo hecho de que les pases cerca hace que se den la vuelta y salgan corriendo para proteger a sus pequeños príncipes de las supuestas pulgas, garrapatas y malos hábitos de los otros.
Los hay pesados, muy pesados... y que no les entra en la cabeza que sus perros son antisociales, que no quieren nada de nada con otros perros... y ahí, aguantándolos hasta que uno de los dos perros decide mostrar al otro los dientes de mala manera y hay que salir corriendo para evitar que corra sangre.
Yo al mío lo incluyo dentro de la categoría de los perros pesados, que tienen que andar molestando a todos los demás todo el tiempo; es ver a otro perro y subírsele encima, olfatearlo por los lugares menos imaginables y enredarse las correas hasta que resulta imposible salir de allí sin perder la paciencia. Y no todos los perros se lo aguantan, hay algunos que no les gusta nada el acoso sexual del mío, Así que tengo que ser muy cuidadosa, porque algún día me llevaré a casa los trozos de Fidelito, como no deje de incordiar. Además parece que cuanto más grande es el otro can, más le gusta fastidiarlo. ¿No tiene noción del peligro e instinto de supervivencia?
Párrafo aparte para el vecindario que se esconde detrás de las puertas y ventanas de sus casas: desde el simpático que abre su ventana para decirle cosas bonitas al perro, hasta la señora malhumorada y desencajada que te grita desde el cuarto piso, mientras te tira encima la mierda acumulada en su alfombra, que está sacudiendo sobre tu cabeza en ese preciso instante: ¿no tiene tu perro otro lugar para mear que no sea en mi calle? Y yo que tengo pocas pulgas... no puedo aguantarme sin contestarle que es una sucia que nos esta contaminando a todos con sus porquerías y cosas por el estilo. Y a salir pitando de allí antes de que baje y me corra con la escoba. Es que hay que tener mucho morro para seguir acunando costumbres de hace 50 años, como limpiar la escoba, tirar las migas o limpiar la alfombra por el balcón, y quejarse de que los perros ensucian su calle.
Y luego los que confunden las razas de los perros... todos los que tienen barba son fox terriers... por definición. Y yo: que no, que este es un schnauzer... y ellos: que no... que es un terrier.. y luego de media hora... pues bueno, vale, de acuerdo. Y me voy tan contenta con Fidelito y su crisis de identidad para casa.
Y aunque en días como hoy, de lluvia, no apetezca nada de nada salir de paseo con el susodicho.... a buscar el paraguas y emprender la aventura diaria del encuentro con.... otros paseadores de perros.

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