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YO QUIERO A MI BANDERA

YO QUIERO A MI BANDERA El día que decidí venirme a vivir a España mis amigos decidieron hacerme una fiesta de despedida. Y allí me regalaron una bandera argentina gigante, firmada y dedicada por cada uno de ellos y todos aquellos que tenían hijos pequeños, que no sabían escribir, los niños me hicieron sus dibujos o me marcaron sus manitos llenas de pintura. Y ahí me vine yo, orgullosa con mi bandera-recuerdo. Y además me traje las camisetas de fútbol y otra bandera, la ganadora, la que me acompaño cuando Argentina ganó los mundiales de fútbol sub. 20. Y en cuanto llegue y me instalé en casa la puse en la entrada, en el pasillo. Y ahí empezaron las sorpresas porque la gente que entraba en casa se sorprendía, no entendía como podía parecerme bien tener colgada la bandera. Y cuando llego el primer Villamar pedí ir, y estando ahí decidí regalarle a mi marido una bandera de España. Y ahí compartieron pasillo mucho tiempo, las dos, hermanadas, hasta que hicimos reforma en la casa y fueron reemplazadas por cuadros. Yo en principio no entendía nada de republicanos o no, y esas cosas, así que la bandera es la oficial, roja y gualda, sin el pájaro, obviamente. Ahí también me entere que era raro que hubiese conseguido esa bandera en Villalar, que ahí solo tienen la republicana. En fin, que iba descubriendo cosas y cada día me sorprendía más y entendía menos.
En este sentido los argentinos somos como los estadounidenses: nada por encima de nuestra bandera. Es mejor que insultes a la madre de cualquiera y no que insultes o quemes una bandera. Nosotros la llevamos a todos lados y nos llena de orgullo portarla o defenderla. Cuando estas en la escuela o en el instituto, a los mejores promedios se los premia siendo “abanderados”, que quiere decir que portarás la bandera en todos los actos oficiales que haya en el año. Y todos los días antes de entrar a clase y al final del día, se iza y de baja la bandera, cantando un himno en su honor. Y eso lo llevamos encima desde pequeñitos, igual que cantar el himno nacional. No hay día que lo oiga cuando juega alguna de nuestras selecciones y que no derrame alguna lágrima. Y no hay peor ofensa que alguien ose pitarnos el himno. Eso no tiene perdón.
Cuando empezaron a mirarme con cierta mala cara y a llamarme en broma “facha” empecé a averiguar los motivos y empecé a comprender que esa es una de nuestras principales diferencias. Que en España está muy mal visto llevar banderas, que tímidamente recién ahora la gente empieza a lucir la camiseta de la selección sin sentir vergüenza, y que los símbolos nacionales se los ha apropiado la derecha y que parecen ser de su pertenencia exclusiva.
Y eso ha quedado reflejado este fin de semana, y de allí la nueva pelea pública entre el gobierno y la derecha opositora.
Difícil veo la convivencia entre las dos Españas mientras no se resuelvan estas cosas, que por mínimas que parezcan, son muy importantes y muy significativas. Un pueblo incapaz de unirse bajo los símbolos que lo identifican, difícilmente pueda unirse a la hora de combatir a algo o a alguien. Los argentinos no somos ejemplo en muchas cosas, y no les hablo desde la soberbia, creanme. Simplemente les hablo desde el corazón, porque vivo aquí, entre ustedes, y padezco los mismos males que padecen ustedes. Y disfruto de las mismas cosas, obviamente. Pero el recuerdo del pueblo argentino, unido ante la desgracia en la Guerra de Malvinas, es muy fuerte. Y es verdad que teníamos un gobierno de tarados que nos llevó a una guerra inútil y sangrienta, (como todas las guerras, por cierto)... pero nunca el pueblo estuvo mas unido, tirando para el mismo lado. Y llevamos años y años de políticos corruptos, de muerte, de hambre, de pobreza.. pero mucho dudo yo que logren vencernos y acabar con nosotros. El mismo pueblo que unido logró derrocar a un gobierno, y se hizo oír en todo el mundo con sus cacerolas. Ahí no íbamos los unos por un lado y los otros por el otro. Daba igual a quien tuviéramos al lado. Y costo mucho, pero al final las cosas han ido mejorando, poquito a poco, y todavía quedan mil años de mejoras, pero......
Solo deseo que algún día, esas dos Españas puedan tararear juntas el himno, sin vergüenzas y sin sonrojos.

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