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Revolución

Revolución

Aquella podría haber sido una noche como cualquier otra. Ella no imaginaba siquiera lo que el destino le tenía preparado.

Nunca creyó en el amor a primera vista, y mucho menos en el amor intangible; " solo puede amarse lo que se conoce, lo que se toca, lo que se huele, lo que te toca"... Esta fue durante muchos años su frase favorita.

Aquella noche el calor ya se asomaba, profundo, molesto, húmedo. En la calle se estaba gestando alguna cosa extraña, la gente estaba rara, harta, confundida, preocupada. Las cacerolas ya empezaban a hacerse oir; a veces a lo lejos, a veces muy cerca, demasiado. Se podía percibir el cambio, de raíz, profundo, la revolución. Aquella revolución que le cambiaría la vida, aún no podía ni percibir hasta donde.

Aquella noche también se sentó en su ordenador, se conectó como siempre al msn para hablar con sus amigos lejanos, para practicar su inglés, para pasar un rato ameno antes de ir a dormir. Y por aquellos gestos equívocos, no previstos, en vez de cliquear arriba, a la derecha, como siempre, para cerrar ventanas sin leer, leyó. Y contestó. Y allí comenzó su propia revolución.

Mientras en la calle las cacerolas sonaban más fuerte, mientras la revolución popular se seguía gestando, dentro de la casa su propia revolución iba tomando forma, paralelamente, como si fuese inexorable que una cosa y la otra sucedieran a la vez.

Y cayó el gobierno, y se sucedieron varios más. Y la muerte y la locura se apoderó de las plazas y de la calle. Y ella seguía los acontecimientos por la radio, por la tele, por la web; y algunas noches dejaba su propia revolución estancada, y se iba a la calle a forjar la otra revolución, la colectiva.

Y para poder asumir su propia revolución fue necesario que le diera espacio a Claudia, su alter ego. Fue éste el que entendió por fin que el amor no tenía porque ser palpable, ni tangible. Que otro amor era posible.

Y esa noche se juntaron las dos revoluciones, y ella supo que ya nunca más las cosas serían como fueron, que tiempos nuevos y mejores se avecinaban, que había muchas cosas que eran posibles y que valía la pena la locura y el sacrificio. Y que nuevamente la vida la ponía a prueba.

Y ella decidió aceptar el reto.

 

1 comentario

kasi_siempre -

Bonita metáfora para describir -sin descubrir- esa hermosa aventura que los que ya te vamos conociendo un poco empezamos a intuir. Aventura que comenzó ese día en que el estruendo de las cacerolas perdía intensidad a medida que la iba ganando el rugido de la nave que habría de catapultarte al otro lado del charco. Al menos en el interior de tu alter ego.
Un beso.