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PASOS DEL HOMBRE

PASOS DEL HOMBRE

El hombre caminaba por el sueño, pero no por el propio. Caminaba por el sueño de los otros.

Pongamos que de una infancia cualquiera le llegaran unos ojos azules y una sonrisa de burla prematura. ¿Por qué? ¿para quién? ¿Desde donde? Imposible saberlo, ni siquiera imaginarlo.

O pongamos que en una playa poco menos que desierta, un hombre y una mujer, desnudos como el cielo, hacían un amor que era exclusivo. El hombre intuyó que algún día. Pero mientras tanto contempló el agua, que de a ratos quedaba casi inmóvil. Sabía que era salada. Lo sentía en los labios, en la lengua, en la garganta. Y que estaba viva, porque los peces saltaban, para aleluya y bacanal de las gaviotas.

Nunca pensó que lo traicionaran. Y ocurrió sin embargo. Sintió que el corazón o el hígado o el estómago se le habían encogido. Se quedó con la infamia en la mano vacía, como si el tiempo lo desconociera, más aún, como el tiempo lo cegara.

Por suerte, el amor borró las traiciones, llenó los días y organizó el disfrute. Decidió entonces caminar por ese sueño ajeno, que de tan ajeno se le volvió propio. Y se encontró con que el paisaje había cambiado, que en el alma le habían nacido lucernas, claraboyas, y que las rebanadas de soledad ya no le herían.

Recordó el alerta de Cernuda: “¿Adonde va el amor cuando se olvida?. Y presintió que acaso se insertara en un sueño, vaya a saber cual. Después de todo, los amores olvidados son pesadillas dulces.

Así, hora tras hora, días tras día, los pasos del hombre lo fueron acercando a la armonía final de la memoria. El espejo le devolvió canas y arrugas, ceño y ojeras, ojos grises de desconcierto, pero también un halo de esperanza. Y bueno, decidió afiliarse a ese fulgor mínimo y con él se abrió paso en la maleza, convencido de que ahí nomás empezaba el futuro. Y así será.

MARIO BENEDETTI

El Porvenir de mi Pasado

Buenos Aires, 2003

 

2 comentarios

kasi_siempre -

Por cierto... me olvidé decirte que debuto como fotologuera, ahí va:
http://www.fotolog.com/samar_kanda

kasi_siempre -

Como todo Benedetti, muy bonito el texto, muy de pensar en lo que dice y, después, sentirte identificada con ello.
En cuanto al asunto del frío pucelano de tu entrada anterior, te diré que a mí también me repatea lo de no poder disfrutar de la nieve cuando sabes que está a tan sólo 80 kms. de aquí. Vivimos en un hoyo, siempre lo digo. Pucela está en un pozo, y los pucelanos somos unos seres medio anfibios que hemos aprendido a vivir sin ahogarnos dentro de él.
Besitos. ;)